ES MOMENTO DE VOLVER
Escribo porque al escribir siento liberarme de tensiones, odios, agonías, represiones y de otros tantos sentimientos y demonios que muchas veces intentan inundar mi ser, la mayoría de los cuales no me ayudan mucho y hasta considere -en ocasiones- que son destructivos (aunque mi terapeuta diga que no es así).
Eso de sentir que a veces caigo al vacío sin tener de donde sostenerme y zarandear mi alma al estrellarme contra el suelo, son sentimientos que si bien no duran mucho algunas veces me hacen sentir un tanto desolada. Afortunadamente esos episodios medio extraños solo duran poco tiempo, no podría vivir eternamente amparándolos dentro de mí.
De hecho, escribir me ayuda mucho más que sentarme al lado de alguna amiga con la que, tomando un buen vaso de vodka con naranja, me atreva a abrir mi corazón lleno de historias virulentas, caóticas y hasta de las más afables, todas ellas verdaderas, que permitan mi desahogo. En suma solo hablar y hablar.
Y en ese trance de pensar y pensar, mirando el calendario caí en cuenta que hace mucho tiempo que no me junto con ninguna amiga a contarle aquellas cosas que atormentan y atosigan mi vida, de hecho ha pasado tanto desde de la última vez de aquello que siento haber perdido las pocas amigas verdaderas que sentía tener.
Mi conclusión es simple: no tengo amigas, es una etapa y no sé si dure eternamente. Cuando uno no tiene a quien contarle aquellas cosas que por decoro solo se las cuenta a algunos cuantos o cuando no tiene con quien llorar sin escuchar preguntas o ‘consejos’ fuera de lugar, en definitiva ya no tiene amigas, y creo que por ahora, ese es mi caso.
Al otro lado de la orilla, por el contrario, puedo decir que intento tener un amigo. Después de amar apasionadamente a aquel hombre y tras muchas situaciones complicadas, dejar de lado tales sentimientos para dar paso a una relación en la que los temores y cobardías no tienen cabida, en la que puedo compartir experiencias buenas, malas, alegres y tristes también, dejando ese pasado en el rincón más recóndito de nuestras almas, aquello se está convirtiendo en lo que ambos ansiamos por algún tiempo y que ahora pretendemos que funcione: una sincera amistad.
Eso es lo que por ahora creo necesitar, aunque exista una química un tanto anómala y por momentos hasta enfermiza entre mi ‘amigo’ y yo, eso medio insólito que desde hace mucho tiempo nos une irremediablemente y que por nada del mundo nos separará (¿??). Finalmente eso me permite tener con quien abrir mi corazón, no a plenitud pero sí en grandes cantidades. No sé aún en qué quedará esto, tal vez no funcione, tal vez sí, ya veré en que acaba.
Durante mucho tiempo me rehusé a escribir. Durante los últimos meses mi vida simplemente se paralizó, un episodio terrible y –estoy segura- nunca superable, suspendió mi existencia, mi entorno, mi interior. Todo lo que significase un respiro, todo se disolvió y los ánimos para volver a edificar una existencia sobre ello simplemente eran tan vagos y lejanos que el reloj del tiempo se detuvo ante mí.
Los días pasaban y solo me limité a observar como la vida afuera continuaba inmutable e inalterablemente normal, en aparente paz. Muchas veces salí a la calle y quise gritar, pedía entre mudos sollozos despertar y encontrar que todo hubiera sido un mal sueño, una terrible pesadilla, que aquel dolor solo existió en mi imaginación, no en mi vida real.
Cada mañana al mirarme al espejo esa figura que veía reflejada ante mí me zarandeaba sin piedad y me gritaba que sí, que aquello efectivamente había sucedido y que ni yo ni nadie podían hacer nada para cambiar este doloroso reciente pasado. Y en ese trance se fueron sucediendo los días, las interminables horas y los minutos que no transcurrían, aquel reloj que demoraba eternamente en pasar.
Mientras todo a mi alrededor estaba colmado de bulla, yo por inercia continuaba viviendo, monótamente, un día tras otro, y mi vida seguí así, impávida, imperturbable, aparentemente serena, mientras el dolor carcomía mi alma y mi corazón.
Hasta que una noche, y no fue un día como los que la mayoría de la gente necesita para un empezar de nuevo, una de aquellas larguísimas y solitarias noches que solían acompañarme cotidianamente, en que resolví que era momento de despertar de ese letargo en el que, dada las circunstancias, había caído ineludiblemente.
Y pensé en cuál sería la mejor forma para un nuevo inicio, retomar mis escritos???… será una buena forma??? Y no lo pensé mucho, y nuevamente estoy frente a mi pantalla tecleando un texto que imagino publicaré en mi adorado blog, ese pequeño espacio que fue cómplice de innumerables anécdotas pasadas, aquella bitácora que guarda celosamente muchas historias propias y otras de gente amiga, aquellos relatos que hicieron reír a muchos y a otros solo sonreír al leerse en esas cuantas líneas; historias que muchos creyeron ciertas aunque no lo eran, y otros creyeron creadas aunque sí fueran reales… mi espacio, mi blog!
Así que aquí estamos, regresando a nuestro pequeño espacio, mi pequeño mundo, ese que me permite crear personajes y episodios, evocar situaciones, añorar escenarios, recordar circunstancias, realidades, contextos y ambientes anhelados: mi querido blog, cuánto te extrañé… pero aquí estoy, regresé y me quedaré… por un buen tiempo!!!
Eso de sentir que a veces caigo al vacío sin tener de donde sostenerme y zarandear mi alma al estrellarme contra el suelo, son sentimientos que si bien no duran mucho algunas veces me hacen sentir un tanto desolada. Afortunadamente esos episodios medio extraños solo duran poco tiempo, no podría vivir eternamente amparándolos dentro de mí.
De hecho, escribir me ayuda mucho más que sentarme al lado de alguna amiga con la que, tomando un buen vaso de vodka con naranja, me atreva a abrir mi corazón lleno de historias virulentas, caóticas y hasta de las más afables, todas ellas verdaderas, que permitan mi desahogo. En suma solo hablar y hablar.
Y en ese trance de pensar y pensar, mirando el calendario caí en cuenta que hace mucho tiempo que no me junto con ninguna amiga a contarle aquellas cosas que atormentan y atosigan mi vida, de hecho ha pasado tanto desde de la última vez de aquello que siento haber perdido las pocas amigas verdaderas que sentía tener.
Mi conclusión es simple: no tengo amigas, es una etapa y no sé si dure eternamente. Cuando uno no tiene a quien contarle aquellas cosas que por decoro solo se las cuenta a algunos cuantos o cuando no tiene con quien llorar sin escuchar preguntas o ‘consejos’ fuera de lugar, en definitiva ya no tiene amigas, y creo que por ahora, ese es mi caso.
Al otro lado de la orilla, por el contrario, puedo decir que intento tener un amigo. Después de amar apasionadamente a aquel hombre y tras muchas situaciones complicadas, dejar de lado tales sentimientos para dar paso a una relación en la que los temores y cobardías no tienen cabida, en la que puedo compartir experiencias buenas, malas, alegres y tristes también, dejando ese pasado en el rincón más recóndito de nuestras almas, aquello se está convirtiendo en lo que ambos ansiamos por algún tiempo y que ahora pretendemos que funcione: una sincera amistad.
Eso es lo que por ahora creo necesitar, aunque exista una química un tanto anómala y por momentos hasta enfermiza entre mi ‘amigo’ y yo, eso medio insólito que desde hace mucho tiempo nos une irremediablemente y que por nada del mundo nos separará (¿??). Finalmente eso me permite tener con quien abrir mi corazón, no a plenitud pero sí en grandes cantidades. No sé aún en qué quedará esto, tal vez no funcione, tal vez sí, ya veré en que acaba.
Durante mucho tiempo me rehusé a escribir. Durante los últimos meses mi vida simplemente se paralizó, un episodio terrible y –estoy segura- nunca superable, suspendió mi existencia, mi entorno, mi interior. Todo lo que significase un respiro, todo se disolvió y los ánimos para volver a edificar una existencia sobre ello simplemente eran tan vagos y lejanos que el reloj del tiempo se detuvo ante mí.
Los días pasaban y solo me limité a observar como la vida afuera continuaba inmutable e inalterablemente normal, en aparente paz. Muchas veces salí a la calle y quise gritar, pedía entre mudos sollozos despertar y encontrar que todo hubiera sido un mal sueño, una terrible pesadilla, que aquel dolor solo existió en mi imaginación, no en mi vida real.
Cada mañana al mirarme al espejo esa figura que veía reflejada ante mí me zarandeaba sin piedad y me gritaba que sí, que aquello efectivamente había sucedido y que ni yo ni nadie podían hacer nada para cambiar este doloroso reciente pasado. Y en ese trance se fueron sucediendo los días, las interminables horas y los minutos que no transcurrían, aquel reloj que demoraba eternamente en pasar.
Mientras todo a mi alrededor estaba colmado de bulla, yo por inercia continuaba viviendo, monótamente, un día tras otro, y mi vida seguí así, impávida, imperturbable, aparentemente serena, mientras el dolor carcomía mi alma y mi corazón.
Hasta que una noche, y no fue un día como los que la mayoría de la gente necesita para un empezar de nuevo, una de aquellas larguísimas y solitarias noches que solían acompañarme cotidianamente, en que resolví que era momento de despertar de ese letargo en el que, dada las circunstancias, había caído ineludiblemente.
Y pensé en cuál sería la mejor forma para un nuevo inicio, retomar mis escritos???… será una buena forma??? Y no lo pensé mucho, y nuevamente estoy frente a mi pantalla tecleando un texto que imagino publicaré en mi adorado blog, ese pequeño espacio que fue cómplice de innumerables anécdotas pasadas, aquella bitácora que guarda celosamente muchas historias propias y otras de gente amiga, aquellos relatos que hicieron reír a muchos y a otros solo sonreír al leerse en esas cuantas líneas; historias que muchos creyeron ciertas aunque no lo eran, y otros creyeron creadas aunque sí fueran reales… mi espacio, mi blog!
Así que aquí estamos, regresando a nuestro pequeño espacio, mi pequeño mundo, ese que me permite crear personajes y episodios, evocar situaciones, añorar escenarios, recordar circunstancias, realidades, contextos y ambientes anhelados: mi querido blog, cuánto te extrañé… pero aquí estoy, regresé y me quedaré… por un buen tiempo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario