SIN PAREJA, PERO NO SOLA
Anoche salí a cenar con Carmen e Yrene, dos buenas amigas con las que me reúno por lo menos una vez al mes para ponernos ‘al día’ en lo que son aventuras y desventuras que la vida nos regala. Nuestras tertulias suelen ser tan interesantes que las horas pasan volando y casi siempre nos queda media conversación pendiente. Por ello, cada vez que nos despedimos prometernos reunirnos ‘prontito’, aunque tal oferta cumplimos normalmente un mes después.
Las conversas con mis dos amigas de infancia siempre se centran en cosas del corazón que solemos tratar de una manera abierta y totalmente sincera entre nosotras. En lo que a mí respecta, solo con ellas (y salvo con Daysi) me siento muy bien hablando de estas cosas en las que coincidimos y con quienes nos volvemos cómplices incondicionales.
Carmen es divorciada y eso es –según sus propias palabras- una de las mejores decisiones que tomó en su vida. Yrene es soltera pero tiene una ‘relación – no relación’ desde hace un tiempo, eso a veces la hace batallar pero en suma la disfruta mucho y la pasa bien; y yo soy soltera, no tengo pareja ni compromiso alguno, por ahora prefiero estar así, terminé una etapa hace poco así que me relajo al disfrutar de mi soledad y sobretodo de la paz y tranquilidad que ésta ha traído a mi vida.
En resumen, las tres somos solteras, no tenemos pareja pero definitivamente: no estamos solas!
Luego de su divorcio Carmen decidió aprovechar al máximo su recuperada soltería y vivir intensamente, “recuperar el tiempo perdido” nos decía mientras nosotras celebrábamos dicha medida. En ese vaivén de conocer gente ha tenido galanes de diverso tipo y aspecto, unos mejores que otros.
Carmen tuvo como pareja a X, un chico menor que ella solo por 5 años pero cuya madurez tildaba a la de un muchachito veinteañero. Si bien es cierto ella se divirtió muchísimo (y vaya que lo hizo) más allá de los buenos ratos la relación no avanzaba en ningún sentido interesante.
X es un muchacho –a decir de mi amiga- ‘muy lindo y fogoso’. Sus fines de semana juntos eran muy intensos, entre salidas fuera de la ciudad, reuniones, fiestas y buen sexo, era una vida de pareja deseable, si es que solo se trataba de ‘pasarla bien’.
Tras algunos meses, ella se dio cuenta que quería algo más, necesitaba tener un horizonte amoroso y qué mejor que con X quien aparentemente también deseaba lo mismo. Gran sorpresa se llevó cuando, tras dar a conocer sus intenciones, X dijo que no podía con tanta presión, que la amaba mucho pero que no estaba listo para una relación como lo que ella proponía, así que Carmen, muy sensatamente, decidió dar por terminada la relación.
No tuvo tiempo para deprimirse: ‘ya pasé por esto y la verdad es que no vale la pena’ nos contó en medio del tercer mojito que nos acompañaba esa noche. ‘Vuelvo a estar soltera y feliz’, nos dijo casi gritando, sin que ello le preocupara mucho.
Por su parte, Yrene, tiene una relación de 4 ó 5 años con Z. Él es un tipo guapo y sofisticado pero anda demasiado metido en su trabajo y apenas tiene tiempo para tomarse –muy de vez en cuando- un fin de semana fuera de Lima y dedicárselo de lleno a su amada.
Ella ha intentado terminar muchas veces la relación pero no puede, dice que el amor le gana. Z la quiere mucho, ‘a su manera’, pero la quiere. Además él tiene un ‘pequeño’ problema, legalmente aún está casado, a pesar que en la práctica su matrimonio terminó hacer como siete años.
Para mi amiga, eso no es impedimento y disfruta del amor que siente, la relación que tienen es muy intensa, aunque solo se dé un par de días a la semana. Mi buena amiga no está segura que Z le sea totalmente fiel. Ha habido demasiadas situaciones evidentes para saber que la fidelidad, para él, es solo una palabra que cae en saco roto, sobre todo los fines de semana.
Yrene sabe que Z no se comprometerá, que no dará un paso más, que después de un fallido matrimonio será muy difícil que vuelva a intentar una relación formal, por eso dice que no lo presiona, que así como van las cosas están bien para ella.
Mi buena amiga dice que esa ‘relación – no relación’ no es buena para ella, es consciente que nunca tendrá más que unas saliditas cada tres o cuatro días, buen sexo y de vez en cuando un par de días para ellos solos, dice asumir la situación como es: ‘mientras me encuentro a otro’, nos dijo una vez que salimos a tomar unos tragos, claro dicha confesión nos la hizo alrededor de las tres de la mañana, cuando ya se encontraba algo ebria.
En lo que a mí respecta, puedo decir que salí hasta hace unas semanas, y por buen tiempo, con alguien especial, y aunque la pasábamos genial la verdad es que ese alguien resultó que no valía la pena. Demoré en percatarme de ello, o mejor dicho en aceptarlo, pero finalmente lo hice, decidí alejarme y ahora estoy en paz y tranquila.
Y para no dejar de lado esta parte de la historia, comento que estuve (o estoy) saliendo con un ‘amigo’, y hago hincapié en que esa palabra porque en ningún momento se me cruzó por la mente en que las cosas irían más allá, es decir, somos amigos y en eso quedaremos.
Este es un chico con el que suelo tener unas conversaciones súper amenas y con el que me río muchísimo, para mi es una buena forma de alejar el estrés, pero por alguna extraña razón cuando mi amigo bebe más de un vaso de licor se le da por repetir -con una vehemencia casi incontrolable- que la relación entre nosotros es solo amical.
Me causa mucha gracia verlo declamar insistentemente, y dirigiéndose a las personas con las que nos encontramos, aquella perorata fuera de todo lugar: somos buenos amigos. Observarlo repetiendo aquella trillada frase me hace pensar por momentos que lo que él desea realmente es todo lo contrario. Por ello es mejor dejar las cosas claras: no quiero una relación contigo (solo espero que leas este blog).
Luego de analizar rápidamente la vida amorosa de Carmen, Yrene y la mía propia, me doy cuenta que nos encontramos en un momento apacible, que estoy segura muchos desearían vivir, sentimentalmente hablando, a pesar que algunos desubicados piensen lo contrario.
El no tener pareja no quiere decir que estemos solas, las mujeres (y asumo que algunos hombres) somos seres capaces de desarrollar una vida feliz como personas solas, tal como llegamos a este mundo. Siempre es bueno tomarse un tiempo para uno, para encontrarse, sin nada que nos distraiga en ese intento, si después llega eso que llaman ‘amor’ pues uno sabrá aprovecharlo si es lo que desea pero mientras ello no suceda disfrutar lo que la vida nos ofrece es lo mejor que podemos hacer.
No niego que tener con quien compartir lo bueno y malo de la vida es lindo. Que tener a quien te entienda, te apoye, tome tu mano para darte fuerzas y continuar contigo es –eventualmente- lo ideal, pero tampoco es el fin del mundo no tener con quien compartir todo eso
Me encanta mi soledad, lo que no implica que me encuentre sola. Me encanta indagar en mi interior para conocerme cada día más y estar lista para cuando alguien llegue a mi vida e indicarle que deseo para mí. Me gusta caminar, mirar el mar y pensar en lo que quiero hacer sin depender de alguien más. Me gusta ir al cine o al teatro sin nadie que me hable en medio de la función, levantarme a la hora que deseo o acostarme al amanecer, me gusta estar así, estar conmigo.
Ni Carmen ni Yrene ni yo tenemos –por ahora- pareja pero no estamos solas, y es más que agradable sentirnos así. Si alguien llega más adelante a nuestras vidas estoy segura que sabremos quién será el merecedor de nuestros afectos. Por ahora las tres disfrutamos la vida al máximo, y es rico es sentirse así, yo lo disfruto, sé que mis amigas también lo hacen… quién cree que sin amor, uno no puede vivir?
Las conversas con mis dos amigas de infancia siempre se centran en cosas del corazón que solemos tratar de una manera abierta y totalmente sincera entre nosotras. En lo que a mí respecta, solo con ellas (y salvo con Daysi) me siento muy bien hablando de estas cosas en las que coincidimos y con quienes nos volvemos cómplices incondicionales.
Carmen es divorciada y eso es –según sus propias palabras- una de las mejores decisiones que tomó en su vida. Yrene es soltera pero tiene una ‘relación – no relación’ desde hace un tiempo, eso a veces la hace batallar pero en suma la disfruta mucho y la pasa bien; y yo soy soltera, no tengo pareja ni compromiso alguno, por ahora prefiero estar así, terminé una etapa hace poco así que me relajo al disfrutar de mi soledad y sobretodo de la paz y tranquilidad que ésta ha traído a mi vida.
En resumen, las tres somos solteras, no tenemos pareja pero definitivamente: no estamos solas!
Luego de su divorcio Carmen decidió aprovechar al máximo su recuperada soltería y vivir intensamente, “recuperar el tiempo perdido” nos decía mientras nosotras celebrábamos dicha medida. En ese vaivén de conocer gente ha tenido galanes de diverso tipo y aspecto, unos mejores que otros.
Carmen tuvo como pareja a X, un chico menor que ella solo por 5 años pero cuya madurez tildaba a la de un muchachito veinteañero. Si bien es cierto ella se divirtió muchísimo (y vaya que lo hizo) más allá de los buenos ratos la relación no avanzaba en ningún sentido interesante.
X es un muchacho –a decir de mi amiga- ‘muy lindo y fogoso’. Sus fines de semana juntos eran muy intensos, entre salidas fuera de la ciudad, reuniones, fiestas y buen sexo, era una vida de pareja deseable, si es que solo se trataba de ‘pasarla bien’.
Tras algunos meses, ella se dio cuenta que quería algo más, necesitaba tener un horizonte amoroso y qué mejor que con X quien aparentemente también deseaba lo mismo. Gran sorpresa se llevó cuando, tras dar a conocer sus intenciones, X dijo que no podía con tanta presión, que la amaba mucho pero que no estaba listo para una relación como lo que ella proponía, así que Carmen, muy sensatamente, decidió dar por terminada la relación.
No tuvo tiempo para deprimirse: ‘ya pasé por esto y la verdad es que no vale la pena’ nos contó en medio del tercer mojito que nos acompañaba esa noche. ‘Vuelvo a estar soltera y feliz’, nos dijo casi gritando, sin que ello le preocupara mucho.
Por su parte, Yrene, tiene una relación de 4 ó 5 años con Z. Él es un tipo guapo y sofisticado pero anda demasiado metido en su trabajo y apenas tiene tiempo para tomarse –muy de vez en cuando- un fin de semana fuera de Lima y dedicárselo de lleno a su amada.
Ella ha intentado terminar muchas veces la relación pero no puede, dice que el amor le gana. Z la quiere mucho, ‘a su manera’, pero la quiere. Además él tiene un ‘pequeño’ problema, legalmente aún está casado, a pesar que en la práctica su matrimonio terminó hacer como siete años.
Para mi amiga, eso no es impedimento y disfruta del amor que siente, la relación que tienen es muy intensa, aunque solo se dé un par de días a la semana. Mi buena amiga no está segura que Z le sea totalmente fiel. Ha habido demasiadas situaciones evidentes para saber que la fidelidad, para él, es solo una palabra que cae en saco roto, sobre todo los fines de semana.
Yrene sabe que Z no se comprometerá, que no dará un paso más, que después de un fallido matrimonio será muy difícil que vuelva a intentar una relación formal, por eso dice que no lo presiona, que así como van las cosas están bien para ella.
Mi buena amiga dice que esa ‘relación – no relación’ no es buena para ella, es consciente que nunca tendrá más que unas saliditas cada tres o cuatro días, buen sexo y de vez en cuando un par de días para ellos solos, dice asumir la situación como es: ‘mientras me encuentro a otro’, nos dijo una vez que salimos a tomar unos tragos, claro dicha confesión nos la hizo alrededor de las tres de la mañana, cuando ya se encontraba algo ebria.
En lo que a mí respecta, puedo decir que salí hasta hace unas semanas, y por buen tiempo, con alguien especial, y aunque la pasábamos genial la verdad es que ese alguien resultó que no valía la pena. Demoré en percatarme de ello, o mejor dicho en aceptarlo, pero finalmente lo hice, decidí alejarme y ahora estoy en paz y tranquila.
Y para no dejar de lado esta parte de la historia, comento que estuve (o estoy) saliendo con un ‘amigo’, y hago hincapié en que esa palabra porque en ningún momento se me cruzó por la mente en que las cosas irían más allá, es decir, somos amigos y en eso quedaremos.
Este es un chico con el que suelo tener unas conversaciones súper amenas y con el que me río muchísimo, para mi es una buena forma de alejar el estrés, pero por alguna extraña razón cuando mi amigo bebe más de un vaso de licor se le da por repetir -con una vehemencia casi incontrolable- que la relación entre nosotros es solo amical.
Me causa mucha gracia verlo declamar insistentemente, y dirigiéndose a las personas con las que nos encontramos, aquella perorata fuera de todo lugar: somos buenos amigos. Observarlo repetiendo aquella trillada frase me hace pensar por momentos que lo que él desea realmente es todo lo contrario. Por ello es mejor dejar las cosas claras: no quiero una relación contigo (solo espero que leas este blog).
Luego de analizar rápidamente la vida amorosa de Carmen, Yrene y la mía propia, me doy cuenta que nos encontramos en un momento apacible, que estoy segura muchos desearían vivir, sentimentalmente hablando, a pesar que algunos desubicados piensen lo contrario.
El no tener pareja no quiere decir que estemos solas, las mujeres (y asumo que algunos hombres) somos seres capaces de desarrollar una vida feliz como personas solas, tal como llegamos a este mundo. Siempre es bueno tomarse un tiempo para uno, para encontrarse, sin nada que nos distraiga en ese intento, si después llega eso que llaman ‘amor’ pues uno sabrá aprovecharlo si es lo que desea pero mientras ello no suceda disfrutar lo que la vida nos ofrece es lo mejor que podemos hacer.
No niego que tener con quien compartir lo bueno y malo de la vida es lindo. Que tener a quien te entienda, te apoye, tome tu mano para darte fuerzas y continuar contigo es –eventualmente- lo ideal, pero tampoco es el fin del mundo no tener con quien compartir todo eso
Me encanta mi soledad, lo que no implica que me encuentre sola. Me encanta indagar en mi interior para conocerme cada día más y estar lista para cuando alguien llegue a mi vida e indicarle que deseo para mí. Me gusta caminar, mirar el mar y pensar en lo que quiero hacer sin depender de alguien más. Me gusta ir al cine o al teatro sin nadie que me hable en medio de la función, levantarme a la hora que deseo o acostarme al amanecer, me gusta estar así, estar conmigo.
Ni Carmen ni Yrene ni yo tenemos –por ahora- pareja pero no estamos solas, y es más que agradable sentirnos así. Si alguien llega más adelante a nuestras vidas estoy segura que sabremos quién será el merecedor de nuestros afectos. Por ahora las tres disfrutamos la vida al máximo, y es rico es sentirse así, yo lo disfruto, sé que mis amigas también lo hacen… quién cree que sin amor, uno no puede vivir?
SIN PAREJA PERO NO SOLA